jueves, 4 de octubre de 2012

La Diosa


La Diosa es la madre, el origen, el chispazo de vida. Representada en sus tres facetas de doncella, madre y anciana, representa cada una de las etapas de la vida (que no son necesariamente cronológicas), las fases de la luna y del ciclo menstrual.

La Doncella: representa la juventud, la inocencia y la frescura. Es el nudo en el estómago cuando nos enfrentamos a algo nuevo, cuando conocemos un nuevo lugar, a una nueva persona. Es nuestro primer día de trabajo, está en un niño cuando aprende sus primeras palabras, cuando se aventura a dar sus primeros pasos. Es la osadía de hacer cambios, de probar hacer las cosas de otra manera. Es la seducción, la búsqueda, el enamoramiento. La Doncella tiene toda la fuerza y las ganas, pero no tiene madurez ni experiencia. También está ahí cuando cometemos errores de ingenuos, cuando hemos hecho cosas sin pensar en las consecuencias. Su fase de la luna es la creciente, cuando de la nada empieza a surgir su luz y cada día está más grande y brillante. Su fase del ciclo menstrual es la proliferativa, cuando el folículo está creciendo en el ovario y el endometrio florece esperando recibir la nueva vida. Se La invoca* cuando se necesita valor, cuando se siente que se ha perdido el interés en algo, cuando las fuerzas se están agotando, cuando se está empezando una relación o para avivar la pasión.

La Madre: representa el milagro de la vida, el punto cúlmine de la fertilidad y del amor. Es una faceta más madura que la de la doncella, pero no del todo, ya que mientras Su hijo crece en Su vientre Ella también aprende cosas que no conocía: el amor incondicional, la maternidad, la protección y también la fiereza. Está obviamente en las madres, pero también en quien da consejo, en quien busca proteger, en quien guarda a su familia y amigos de cualquier mal. Está en quien regaña, en quien intenta convencer a alguien de algo que él cree que está mal, no por egoísta sino todo lo contrario. Está en quien se entrega, en quien ayuda, en quien se ofrece para hacer el bien. Está en quien pelea por los suyos, en quien puede salirse de sus casillas por proteger a sus seres queridos o lo que cree que es importante para él. Su fase de la luna es la llena, en su cenit, la fase más brillante y hermosa de todas. Su fase menstrual es la ovulación, cuando el folículo maduro se aventura a buscar una célula con la cual florecer; también continúa con la fecundación, cuando se crea un ser humano independiente de la madre, con su propia carga genética, con su propio sexo y su propio metabolismo; también forma parte la implantación, cuando el embrión finalmente se anida en la madre y continúa su maduración, y finalmente todo el embarazo. Se La invoca cuando se busca tener un hijo, durante el embarazo, también cuando se quiere corregir a alguien de manera dulce, y cuando se quiere proteger lo suyo, sean objetos o personas.

La Anciana: representa la vejez y todo lo que conlleva: sabiduría, experiencia, conocimiento y también cansancio. Es la faceta más madura de un ser humano, cuando ya no se quiere cosechar sino sembrar. Está presente en las personas que callan y observan, en quienes frente a una adversidad son capaces de sonreír en vez de estallar como lo haría la Doncella. Es la persona que se ha dado cuenta de lo importante que es vivir las cosas por uno mismo, y no sin dolor es capaz de hacer que los demás experiencien y aprendan solos. Es el cansancio al final del día, es la arenilla en los ojos cuando tenemos mucho sueño, es la pereza de levantarse de la silla. También es la muerte, entendiéndola como algo natural que pasará al final de nuestra vida. Su fase de la luna es la menguante y la nueva, cuando poco a poco se va apagando hasta desaparecer por completo. Su fase menstrual es la lútea y la menstruación, cuando el óvulo finalmente no fue fecundado y el cuerpo lúteo en el ovario va desapareciendo y finalmente todo lo que se preparó para la nueva vida se desecha; también representa el postparto, etapa de descanso de la madre luego de dar a luz a su hijo. Se La invoca buscando sabiduría, y consejo; cuando las cosas se ponen difíciles y necesitas un momento de silencio para pensar.

Aparte de estas tres facetas, la Diosa puede representarse en todo lo que se quiera. A veces se presenta como el mar, como los vientos, como el fuego cálido, la lluvia, los bosques, la tormenta y la calma. Porque la Diosa aunque sea una diosa no significa que sea toda bondad: también es ella los terremotos y huracanes, porque todo es parte de nuestra naturaleza, de los ciclos del planeta. La menstruación, aunque sea un desgarro doloroso y sangrante, es necesaria para volver a tener la oportunidad de crear una nueva vida. La muerte entonces es necesaria para el renacer, y el desastre es necesario para volver a la calma.

La Diosa para mí es una de las cosas más bonitas de mi religión. Me reencuentra con mi faceta de mujer (soy mujer, pero suelo definirme antes como ser humano, ya que el sexo es sólo un ámbito de una persona) y me ayuda a conectar mis ciclos de vida con los de las personas, el planeta y todo el universo.

*Con "invocar" no me refiero de ninguna manera a llamar a un ente en específico para que se haga presente. Las facetas de todos los dioses están en uno mismo, no es necesario llamarlos de ninguna forma. Con "invocar" me refiero a mirarse hacia adentro y encontrar en ti al dios que estás buscando.

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