sábado, 20 de octubre de 2012

Imbolc

En esta fiesta se celebra la recuperación de la Diosa luego del parto y el regreso de Su fuerza, así como el crecimiento del Dios y Sus primeros esfuerzos por calentar la tierra invernal. Se celebra el 2 de febrero en el hemisferio norte y el 2 de agosto en el hemisferio sur. La tierra empieza a ser más fértil y los días más largos. Paulatinamente está comenzando a hacer más calor; es una promesa de la primavera que está por llegar. El invierno empieza a desaparecer: los hielos se descongelan, la hierba vuelve a crecer desde la fría tierra. Suele representarse con fuego, con luz y con grandes llamaradas y hogueras, porque el fuego es representación de la fuerza de ambos Dioses que están comenzando a reinar nuevamente. La luz es también para darle la bienvenida a los Dioses, como una fiesta en Su honor. La luz es la vida renaciendo desde las entrañas de la muerte. Es momento de alegría y regocijo, de convencernos de que si la tierra puede renacer de la muerte, la Diosa puede recuperarse del invierno y el Dios puede volver a vivir, nosotros también. El esfuerzo muchas veces puede ser aún mayor para conseguir lo que queremos, y la alegría de algo que se ha conseguido con esfuerzo es más satisfactoria que la que proviene del azar o la suerte. Esta fiesta la han tomado otras religiones ortodoxas y la han convertido en la fiesta de la candelaria, donde se celebra la purificación de la madre del niño dios después del parto, y también la presentación del niño dios al dios de los cielos en el templo.

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