martes, 16 de octubre de 2012

Del día del orgullo pagano

Foto de mi archivo, de los banderines de la triple Diosa.

El domingo recién pasado fue el día del orgullo pagano, y no había querido escribir sobre él porque no pude presenciar a los que realmente fui, pero me llevé varias experiencias bonitas así que pensándolo bien sí debo escribir sobre esto.

Nunca había ido a alguna reunión de paganos, me da un poco de miedo o recelo ya que he conocido muchos paganos fanáticos e intolerantes con otro tipo de creencias. Aún así me decidí a ir para oír una charla sobre la tradición de Avalon, de la boca de una verdadera sacerdotisa de Avalon, algo a lo que no tengo acceso todos los días. Mi mamá y mi hermano estuvieron dispuestos a acompañarme, aún cuando no comparten mis creencias.

Luego de una larga caminata y luego subir medio cerro, llegamos (agotados, pero llegamos) al lugar donde era la celebración. Un rincón pequeñito del gran jardín, con tiendas y sábanas de colores, mucha alegría. Dejé un kilo y medio de comida para gatitos en cooperación para una fundación que los recoge de la calle y se hace cargo de ellos hasta que les encuentran un hogar. Recorrí el lugar; estaban haciendo charlas pero ninguna era la de Avalon; luego me enteré que la sacerdotisa se había adelantado en la hora y yo no había alcanzado a llegar y escucharla. Me enojé un poco pero el ambiente era agradable así que se me pasó rápido. Tenían banderines hermosos que no sabía que existían, con las ocho fiestas del sol y las tres fases de la luna. Tenían bebidas y colaciones para todos; yo pensaba que no tenía derecho a pedir algo porque había llegado muy tarde, pero fueron muy amables y ni siquiera me preguntaron nada, pedí y me dieron inmediatamente. Vendían libros de las sombras hermosos, escobas, manteles para altar y otras cosas lindas. El lugar era muy bonito, había muchos árboles nativos, y un criadero de patos donde los niños se divertían mucho. Con mi hermano recorrimos todo el lugar y yo le iba explicando qué significaba cada cosa pagana que veíamos. Cuando llegamos a las tres fases de la luna me dijo "ah sí, esto sí lo conozco".

Cuando el evento terminó se hizo un círculo de agradecimiento y ofrenda a la tierra que nos dio lugar para celebrar el encuentro. No fue de ninguna manera relacionado con mis creencias, pero fue respetuoso y yo en silencio me uní al círculo a oír sus palabras y sus cantos. Mi mamá también me dijo que le había parecido muy "raro" todo pero que le había gustado mucho el respeto que todos tenían por todos.

Fue muy poquito rato el que estuve ahí, un par de horas, nada más pero me gustó tanto que el próximo año pretendo ir desde que empiece hasta que termine.

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